Los productos ilegales incautados por las fuerzas de seguridad son destruidos.
Las fuerzas de seguridad, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y la Aduana realizan la destrucción de las mercaderías falsificadas que se decomisan en los distintos operativos de control. De esa forma se quita de circulación carteras, billeteras, relojes, medicamentos, anteojos de sol y otros productos que permiten sostener una economía irregular y el desarrollo de organizaciones criminales.
Detrás de cada una de esas mercaderías destruidas aparece la posibilidad de generar empleos de calidad porque esos productos dejarán de afectar el desarrollo de las marcas y no funcionarán como un freno a nuevas inversiones para desarrollos legales.